¿hay que doblar el género a todos los nombres para no ser un machista recalcitrante? ¿nos debemos esforzar cada pocos años en buscar e incorporar una nueva etiqueta para los discapacitados? ¿Cómo llamamos a la gente que acude a consulta: pacientes, clientes, usuarios…?
A pesar de que superamos el antropocentrismo en el renacimiento, la discusión por la cual nos creemos capaces de modificar absolutamente todo lo que nos rodea mediante nuestra fuerza de voluntad sigue vigente hoy en día con éste tipo de discusiones. Me estoy refiriendo al proceso que vemos por ejemplo en la evolución de la terminología para referirse a personas con discapacidad:
Retrasado mental>Subnormal>Discapacitado>Deficiente>Minusválido>Individuo con necesidades especiales>Divergente funcional
Primero de todo quiero decir que me parece insultante para el mismo lenguaje y quienes se esfuerzan en estudiarlo y comprenderlo: Ni existe un lenguaje innato como propone Pinker; ni tampoco utilizar un lenguaje específico nos modela y define como individuos como decía Chomsky. Ni tanto, ni tan poco; los lenguajes, y con ello incluyo el lenguaje del pensamiento o mentalés – sea éste en palabras, imágenes o ideas; son algo complejo sujeto a siglos de evolución e interacción con infinitas variables que ha resultado en una forma muy específica y concreta. Cada palabra e idea tiene una razón de ser que responde a un larguísimo recorrido, y sin embargo la soberbia de algunos les hace creer que pueden pasarse por el forro éste largo proceso y forzar la evolución, con la asombrosa ingenuidad de querer borrar cualquier trazo de negatividad que ensombrezca su utópico mundo ideal donde han desaparecido por completo siglos de represión a la mujer y el patriarcado no existe, donde todos aceptan la discapacidad y ésta no supone un impedimento de ningún tipo y donde, en definitiva, se ha conseguido sustituir el concepto de lo que entendemos por: mal.
Aquí podría hacer una intensa disertación filosófica sobre la imposibilidad de la existencia del bien sin el mal. Pero me limitaré a reflexionar sobre qué va a pasar cuando alguien utilice el término: divergente funcional de forma despectiva o insultante. ¿Hasta cuándo vamos a tener que forzar la renovación de nuestro lenguaje en éste término concreto? …imagino que hay dos opciones: o hasta que los discapacitados sean integrados al 100% con todo lo que ello significa y ya no requiramos distinguirlos del resto de colectivos de la población, o hasta que la gente que defiende estos cambios se dé cuenta que cambiando una palabra no se puede cambiar el mundo.
Saludos desde Costa Rica. Me gusta tu blog y el enfoque que estas haciendo de diferentes temas. Camino por estos caminos de Psicologia desde 1966. Y es refrescante entrar en comunicación con jóvenes como tu. Te deseo mucho éxito
El placer es mío al ser leído por alguien con tan dilatada experiencia. Agradezco los ánimos y espero que sigamos en contacto!
Yo creo que depende de la intención , yo puedo decir “negro” y no tengo ningún prejuicio de tipo racista.
exacto, y aunque sustituyeras la palabra “negro” por “colorado”, esto no cambiaría tu (en este caso) buena intención. A eso me refiero, cambiar una palabra no garantiza que cambie nuestra forma de pensar.
O de sentir, porque quizá no lo digas, pero lo sientes y no dices lo que sientes. Si no cambias los que dices ni sientes, no cambia.
y si ya es difícil controlar lo que decimos, imagínate con lo que sentimos! gracias por el comentario salamandra208
Con gusto, pero sería bueno saber por qué no controlamos por qué la falta de control?
Otropsicologo
Es una buena pregunta, yo creo que la respuesta yace en las propias limitaciones de la mente humana. Quizás una forma sencilla de explicarlo sería a través de la teoría computacional de la mente: el cerebro humano tiene unos recursos limitados en conexiones neuronales y espacio, de modo que al recibir millones de inputs cada segundo se ve obligado a optimizar dichos recursos haciendo que la recepción de la mayoría de señales del ambiente y las conexiones mas básicas se automaticen, escapando de esta forma a nuestra conciencia o control.
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Otro blog de psicología muy interesante
Wow, este artículo me ha parecido muy interesante, soy estudiante de educación social y en nuestros debates diarios tratamos mucho este tema; precisamente en cuanto a las NNEE, además de machismos, expresiones…
Voy a pensar en lo que acabo de leer porque hasta entonces siempre me he posicionado en la evolución del lenguaje, pero nunca mirándolo desde tu punto de vista. A ver que saco en claro !
Un saludo !
Que casualidad, es un tema que he tratado con otros educadores sociales recurrentemente. Me alegra mucho que el post te haya hecho reflexionar, éste era el objetivo más que convencer a nadie de mi postura.
La psicología del pensamiento y el lenguaje es un ámbito apasionante (muy extenso) y con diversas aplicaciones prácticas a nivel filosófico, de educación y evolutivo, si te interesa hay mucho por leer!
Muchísimas gracias por leerme y comentar!!
Me ha gustado el artículo. Mi opinión es q la mayoría de las veces no hay mal intención en las palabras sino inseguridad en los oídos de quién las escucha. Negro y blanco para mí no tiene nada de racismo, y para mucha gente te tacharían de racista. Un saludo
Estoy de acuerdo, no es un problema tanto de léxico, sino más bien de prejuicios.
si todos aceptáramos la diversidad como algo NORMAL, no seria necesario hablar de INCLUSIÓN, sino de CONVIVENCIA.
Pues si, aunque diversidad y normalidad se hacen difíciles de compaginar. Entiendo lo que quieres decir y lo comparto, pero no estoy tan seguro de si inclusión y/o convivencia pasan por modificar la forma en la que hablamos.