Maltrato, abuso y discriminación a la mujer

violencia a la mujerEl 25 de noviembre es el día internacional de la no violencia contra las mujeres, en honor a esta fecha me gustaría dedicar este artículo precisamente al tema del maltrato y abuso de género, la forma más habitual de violencia contra la mujer cuya presencia nos afecta a hombres y mujeres más de cerca de lo que quizás pensamos. 

 

25-N

Esta es la fecha que se eligió durante el primer encuentro feminista en Latinoamérica, concretamente en Bogotá, en julio de 1981. Se eligió como una fecha para concienciar a la sociedad y conmemorar los asesinatos de las hermanas Mirabal, unas activistas que murieron en 1960 a manos de la policía durante el mandato del dictador dominicano Trujillo.

El lazo blanco.

Fue el símbolo escogido en 1991 por un grupo de canadienses quienes querían demostrar su rechazo y oposición a la violencia ejercida por los hombres contra las mujeres y que más tarde se ha extendido por todo el mundo, también con la popular variación con el color morado.

25N

Golpes e insultos

¿Dónde empieza el abuso y acaba el maltrato? Los límites de lo que entendemos por abuso son difusos puesto que el abuso tiene un gran componente subjetivo: una persona puede sentirse abusada sin que haya una intención explícita de ello por parte de la pareja.

Reducirlo todo a golpes e insultos sería excesivamente reduccionista, y más teniendo en cuenta que existe una enorme variedad en cuanto a la clasificación de abusos: coerciones, aislamiento social, maltrato económico, violación, prohibiciones, control, imposición religiosa…

Eso sin hablar de las micro-discriminaciones fruto de los estereotipos de género con las que convivimos todos los días: el lenguaje sexista que utilizamos, las diferencias salariales, la distribución desigual del poder,  el uso del cuerpo femenino como objeto de consumo, la obligación implícita de la mujer con la familia, etc.

25N4

Un problema global:

Como acabamos de ver, la discriminación y el abuso no ocurren únicamente en el seno de la pareja o la familia, lo que nos convierte a todos en agentes del cambio y víctimas colaterales de dicha problemática.

Según investigaciones realizadas por la American Psychological Association, publicadas en 1993, a medida que crecen los niveles de violencia en la familia de origen, la probabilidad de que un niño también se involucre en comportamiento abusivo o violento cuando adulto también aumenta. Es decir, la violencia machista se reproduce generacionalmente y se expande a otros ámbitos además de la pareja.

La inseguridad y miedo por parte del colectivo femenino tiene unos costes para el conjunto de la población en campañas de sensibilización y prevención, centros de atención a las víctimas, programas de rehabilitación para maltratadores.

Los estereotipos de género también perjudican a los hombres, creando altas expectativas de aquello considerado viril y deseable para ellos, opuesto a todo lo que vaya en contra de este modelo, como por ejemplo la homosexualidad.

El maltratador, un enfermo

etiqueta enfermoComo se deriva de la anterior conclusión del estudio de la APA, las conductas violentas tienen un gran componente aprendido y en ningún caso una determinación biológica o innata.

Hay la tendencia a pensar que el maltrato siempre o casi siempre está vinculado a personas de un grupo demográfico concreto en cuanto al nivel cultural, socio-económico o a la presencia de otros trastornos mentales y adicción a substancias. Esto es falso: no hay un perfil de pareja maltratada y son conductas que se reproducen en todos los estratos de la sociedad.

Por lo tanto la idea de que el maltratador es una persona inherentemente enferma es también falsa y no ayuda en su proceso de recuperación ni ayuda a las víctimas, pues solo se convierte en otro argumento más para excusar sus actos

¿Políticas de igualdad o Feminismo de la diferencia?

Las dos posturas no están obligadamente enfrentadas y ambas coinciden en la necesidad de buscar una solución ante una desvalorización de la mujer en una sociedad históricamente patriarcal. Mientras que la discriminación positiva puede ser una buena estrategia para conseguir la equidad en derechos y oportunidades largamente privadas para las mujeres, a la vez hay que optar por el empoderamiento y  la potenciación de sus cualidades diferenciales. Solo así conseguiremos una sociedad diversa exenta del maltrato derivado de la consideración de género de cada persona.

maltrato diferencia

 

Consecuencias y factores de riesgo: violencia machista como problema social

¿Cómo afecta el sexismo a los hombres? (vídeo en inglés)

Programa de radio “El mirall” (Catalán)

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