Podemos intentar reconciliarnos, cortar, hacer como si nunca hubiera pasado o incluso vengarnos con otra infidelidad, pero lo cierto es que las emociones involucradas serán parecidas en todos los casos.
La experiencia de pasar por una infidelidad supone un reto psicológico.
Hay que lidiar esencialmente con tres sentimientos:
- Miedo a perder algo preciado(celos)
- Humillación y dolor ante la traición(autoestima herida)
- Rabia(odio, rencor, deseos de venganza)
Para la víctima de una infidelidad no deja de ser un duelo con todas sus etapas. Se ha perdido algo importante: el pacto de pareja, la confianza o en el peor de los casos se puede haber roto por completo el vínculo afectivo más importante de esta persona, así que no hay que subestimar la gravedad del trauma que ello supone.
Por lo tanto, hay un largo camino hasta la superación de la infidelidad que pasa por
– Manejar la ira: el enfado y los sentimientos de rabia son normales ante la percepción de la traición. Pensaremos en todo lo que hemos dado por la otra persona y la injusticia que se ha cometido, pero debemos evitar que nos embargue este sentimiento o que anide en nosotros hasta convertirse en rencor. Controlarlo nos permitirá seguir adelante hacia las siguientes fases del proceso, aliviará estados de estrés y ganaremos perspectiva ante la situación ocurrida.
– Gestionar la culpa: discernir hasta qué punto hemos sido responsables de lo ocurrido es algo realmente complejo. La infidelidad es un claro síntoma de que algo en la pareja no funciona bien, pero hay que aprender a aceptar que nuestra influencia en la toma de decisiones del otro es limitada. Pensamientos como “¿Qué habría pasado si…?” pueden ser muy dañinos y nada constructivos. Debemos anticipar y evitar conductas de humillación o extrema culpabilización.
– Recuperar la autoestima: estas situaciones cambian la forma en como nos vemos a nosotros mismos, nuestra auto-imagen queda marcada por ideas del estilo “¿Cómo pude permitir que me dañaran?” y pueden aflorar sentimientos de rechazo e inferioridad. Dejar atrás la inseguridad nos dará la fuerza necesaria para tomar el control de la situación de forma activa.
– Integrar la experiencia: olvidar o desviar los pensamientos hacia lo vivido solo es una fuente añadida de ansiedad. En nuestro día a día seguiremos encontrando símbolos o situaciones que nos recordarán la infidelidad sufrida, y esta experiencia a su vez habrá moldeado nuestra forma de comportarnos: puede que seamos más celosos o sospechosos en futuras relaciones, o que nos sintamos especialmente identificados cuando en una película se discute una situación similar. Lo mejor es ser consciente de ello y vivirlo de forma natural, así podremos entenderlo y ser consecuentes con nuestro comportamiento.
– Perdonar: abandonar el resentimiento, la idea de “tengo derecho a estar enfadado.” Soltar el odio y decidir que se van a empezar a cultivar otras emocionas positivas; evitando las conductas de crítica o perniciosas. Se trata de una actitud y no un acto puntual.
Hay que tener claro que se debe perdonar a la persona, no al hecho de habernos sido infiel.
Perdonar es liberar y soltar el pasado, algo que pasa por tener empatía que nos ayudará a reestructurar la visión de la persona ofensora, nuestra pareja o ex-pareja. Es decir, entender qué llevo a ésta persona a actuar de la forma en que lo hizo: a sernos infiel, aceptando todo el dolor que eso conllevó para poder seguir adelante sin necesidad de simplificar las cosas con juicios de valor.
“Si no perdonas por amor, perdona al menos por egoísmo. Por tu propio bienestar” Dalai Lama.
– Aprovechar la oportunidad para crecer: de todo se puede aprender. De hecho son las situaciones especialmente duras las capaces de movilizar emociones más fuertes y por lo tanto mayores cambios. Utilizar esa energía para el desarrollo personal y la ganancia de resiliencia sería la resolución perfecta de esta compleja realidad.
Falsas creencias:
MITO: Un clavo saca otro clavo
MITO: perdonar es de débiles
MITO: una vez infiel, siempre infiel
MITO: perdonar es olvidar
MITO: los hombres son más infieles que las mujeres
MITO: perdonar es tolerar o dejar de sentir
El/la infiel:
Deberá gestionar sus sentimientos de culpa y arrepentimiento
Descubrir qué lo ha llevado a romper el pacto de pareja y trabajarlo: falta de control de impulsos, carencia emocional o afectiva, insatisfacción sexual, necesidad de evadirse, deseos de venganza o castigo, llamada de atención a la pareja.
Si no aparecen estos sentimientos al enfrentar la infidelidad o no hay consciencia de haber cometido una falta, habrá que abordar la carencia de empatía o los mecanismos de defensa que bloquean dichas emociones.
Además el/la infiel muchas veces tiene que lidiar con grandes dosis de estrés por el esfuerzo que supone llevar una doble vida: el doble de muestras afectivas, de relaciones sexuales, mentiras, el permanente estado de alerta… y en ocasiones nos encontramos que a pesar de haber sido quien ha tomado la decisión de ser “infiel”, las consecuencias se le han escapado de las manos y ya no es capaz de lidiar con la ambivalencia cognitiva de lo que para él/ella son refuerzos positivos y negativos.
Audio del programa de Radio Sant Feliu “El Mirall” sobre superar una infidelidad (catalán)
Más info. y contenido original en: Infidelidad y psicoloterapia