La pequeña muerte, el clímax, el punto más álgido de la respuesta sexual, quizás uno de los placeres más buscados por hombres y mujeres desde el inicio de los tiempos. ¿Lo experimentamos igual todas las personas? Por supuesto que no, y sin embargo es un término muy específico ante el que todos hemos llegado a un consenso; no se usa una palabra distinta para hablar del orgasmo masculino y del femenino a pesar que la respuesta fisiológica que se ha medido en estudios marca claras diferencias en cuanto a frecuencia, latencia o intensidad.
Aunque lo cierto es que si bien se ha mantenido la palabra “orgasmo” hay quienes si han hecho algunos matices con los siguientes conceptos:
Orgasmo vaginal vs. clitoriano:
Según esta distinción, dependiendo de si se llega al orgasmo a través de la estimulación del clítoris o de la penetración, las sensaciones del orgasmo pueden ser distintas; habiendo así mujeres más vaginales y más clitorianas. Esta idea se ha desmentido en múltiples ocasiones “El mito del orgasmo vaginal” Anne Koedt (1968), “100 preguntas sobre el sexo” Manuel F. Antón y Berta Fornés. Sin embargo, al tratarse el orgasmo de una respuesta totalmente vinculada al erotismo y la psicología, la idea alrededor de la que cada uno haya construido lo que para él/ella es el orgasmo, probablemente tenga un gran impacto en la percepción y sensaciones que se producen.
No se trata únicamente de algo femenino, aunque en menor medida también se ha matizado en el orgasmo masculino, distinguiendo entre orgasmo prostático o testicular.
Orgasmo fingido:
Justamente tal es la importancia que hemos erigido alrededor del orgasmo que a nadie le extrañará la idea de fingir-los. Si bien es algo que para los hombres es más difícil puesto que en su caso suele ir acompañado de la eyaculación (que no siempre), esto no significa que no ocurra. En otras palabras, los hombres también fingen o pueden haber fingido orgasmos. En cualquier caso, las preguntas que suelen sucederse son principalmente dudas sobre la ejecución de este orgasmo fingido: ¿lo habrá notado? ¿Me habré pasado? o ¿me habré quedado corto/a? … en lugar de preguntarnos lo que realmente dice mucho más de nosotros: el por qué se ha fingido. Si es para agradar al otro, ¿en qué sitio nos deja a nosotros? Y si es por un tema de pragmatismo (sueño, falta de ganas, miedo al rechazo de decirle cómo debe hacerlo) ¿estamos siendo realmente prácticos al reforzar un estímulo-respuesta equívoco?
Orgasmo idealizado:
Y es que el orgasmo desde este pedestal donde lo hemos puesto, es capaz de convertirse en una gran fuente de frustración e insatisfacción. Hay muchas personas que jamás han experimentado uno y no siempre es por falta de una estimulación adecuada, sino justamente porqué son incapaces de alcanzar las expectativas del a veces sobredimensionado mito.
No todos los orgasmos tienen que ser ése extasiante impulso eléctrico que contrae todos los músculos de nuestro cuerpo, dejándonos sin respiración e impidiendo contener las ganas de lanzar gritos enloquecidos de placer infinito. Ni tampoco el orgasmo debería ser el único fin de las relaciones sexuales.
Igual que decimos que no debemos limitarnos a la penetración al hablar de relaciones sexuales, tampoco sería justo hacerlo con el orgasmo.
En definitiva: puede haber placer sin orgasmo y hay tantos tipos de orgasmo como personas.
Excelente! Me gusta. Saludos.
Gracias!
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