Imagino que ese es el razonamiento que se esconde detrás de tantas personas peleándose con cuanto les rodea: Crema anti-arrugas para los que son incapaces de asumir su propia edad, adoptar una mascota para solucionar los problemas de pareja, viajar al extranjero para olvidar esa vida/trabajo que no me gusta ¿Tan difícil es mirar hacia adentro? ¿A caso es más fácil cambiar el mundo que cambiar mi forma de relacionarme con él?
Quizás esto sea una alegoría a la introspección y al conformismo, pues que así sea pero no deja de sorprenderme la cantidad de esfuerzos que dedica mucha gente a intentar cambiar todo lo que choca con sus ideales sin preguntarse antes los motivos o explicaciones que han llevado a esa realidad a ser tal y como es. Así, entender qué ha llevado a esa persona a pensar o actuar de esa forma que no comparto, se convierte en un paso prescindible que solo prolonga y entorpece la acción: hacerle ver que está equivocado y debe cambiar. No hace falta comprender, solo conseguir mi meta.
Cuando llegan a terapia, ese tipo de personas normalmente ya se han dado cuenta que si tienen conflictos y frustraciones vayan donde vayan y hagan lo que hagan, quizás la solución pasa por dejar de proyectar hacia fuera y mirar qué llevan dentro. Y digo normalmente, porque nunca fallan los que acuden al psicólogo diciendo que el problema lo tiene su pareja, su madre o su hermana.
Des de mi punto de vista, estos últimos; quienes proyectan un problema a otro o nombran una oveja negra, reflejan una baja inteligencia, pues son incapaces de adaptarse y carecen de flexibilidad a la hora de buscar soluciones.
Con todo esto no quiero decir que intentar cambiar lo externo sea siempre una mala opción, de hecho sin cambios externos no habría progreso y hay muchas situaciones donde puede ser la respuesta más eficaz; pero para saber si es así, hará falta un balance previo donde se valore el coste-eficacia del cambio externo vs. el cambio interno.
Tal como dijo una de las figuras más reconocidas de nuestra disciplina:
“¡El múndo no existe únicamente por sí mismo, sino también como yo lo veo!” Carl Jung, The Collected Works, vol.6: Psychological types, 1971.
Gracias por la reflexión. Es cierto que los mensajes son en general ahora de cambio constante de lo externo, del otro, del entorno… Pero quizá haya que escucharse más.